Santa Teresa de Jesús, mujer devota de San José, dejó en sus escritos distintos testimonios de su especial cariño al Santo más sencillo de la Iglesia. He aquí algunas de sus palabras en relación a este “glorioso Santo”, como ella misma le llamaba:
“Querría yo persuadir a todos fuesen muy devotos de este glorioso Santo, por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera en las almas que a él se encomiendan”
“Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome a este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino”
“Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas, y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra”
“Sólo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”.
“Cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío”